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El ataque a la regulación de los taxis

  • ¡¡Taxi!!-
  • ¿A dónde va?
  • Al aeropuerto. Pero no me time, por favor
  • Eso es imposible, me obliga la ley.

Bueno, pues parece que hoy hablaremos de los taxis. ¿Qué sucede con este sector? Pues que no es eficiente, ya que está altamente regulado por la administración, y como todo lo que toca, pues hace que funcione mal.

Si quieres saber por qué la Administración regula al taxi, sólo tienes que mirar una placa que tienen de la derecha de sus matrículas, y verás que pone SP, que no quiere decir otra cosa que Servicio Público. Para un ayuntamiento, un taxi es un servicio público, al igual que el metro, un autobús urbano o el agua potable. Por este motivo, se ve con las ganas y el derecho de regular un sector que bien podría funcionar libremente, o no… Pero, ¿es realmente un servicio público o un negocio privado?

Un Servicio Público se entiende como una actividad que realiza una función social determinada, en este caso, pretende satisfacer la necesidad del transporte (interurbano principalmente). Parte de un ayuntamiento que ofrece una serie de licencias a la venta, que aspirantes taxistas comprarán como si de una concesión ad eternum se tratase, y que explotarán a unos precios y recargos varios fijados por el ayuntamiento. El taxista trabajará las horas que se le permita y deberá cumplir con los descansos, vestimenta adecuada, colores y gama del vehículo, tener un taxímetro regulado, etc etc…

Radio Taxi Zaragoza

Así es como compite una de las cooperativas de taxis de Zaragoza, regalando viajes si les llamas.

Todo parece muy bonito cuando así lo pintan, pero en la realidad lo que sucede es que no hay licencias suficientes de las que se demandan, por tanto, si ahora mismo quieres ser taxista se la debes comprar de «segunda mano» a uno que la tenga, que se vaya a jubilar, por ejemplo, o que la quiera vender. Pueden rondar los 100 mil o 200 mil euros según ciudades.

Lo que también se produce es que los taxis ni tan siquiera los tiene que conducir el propietario de la licencia, puesto que puede subcontratar a un chófer que bajo un sueldo ( de mercado) explote el taxi y la licencia. Así, es como puedes crear un negocio, con un empleado, siendo el socio capitalista nada más. Entonces, ¿esto casa con un servicio público o con un negocio privado?

Aunque el principal problema de la regulación del sector no es que unos privilegiados ganen más de la cuenta, que igual luego no es para tanto, lo desconozco, el problema surge cuando se traslada al consumidor, al usuario del taxi. Porque, ¿cuántos taxis debe haber en una ciudad? Cómo lo estableces, ¿en taxis por habitante? ¿debería haber el mismo número de taxis por habitante en la ciudad de Valladolid que en la ciudad de Tenerife?  El gran problema del comunismo de la regulación, es el cómo repartir y a quién. Los taxistas con licencia no querrán más competencia, así que nunca apoyarán nuevas licencias (que además tirarían a la baja el precio de las adquiridas) y una alcaldía ante este grupo de presión, tardará en ceder, aunque con ello se crearan nuevos puestos de trabajo.


«No hay tarta para tanta boca»

Ante una recomendación de la CNMC de ir liberalizando el sector, el presidente de la Federación Nacional de Asociaciones de Trabajadores Autónomos (ATA), Lorenzo Amor, advirtió que «no hay tarta para tanta boca» (Noticia El Econimista.es Sept2015). Sin embargo, como antes he insinuado, esa decisión no debe ser tomada haciendo cálculos de ningún tipo, ni haciendo caso omiso a los grupos de presión, ni lo que diga el alcalde por muy inteligente que sea. Esa decisión la debe tomar el mercado. Con su oferta y demanda, el mercado por sí mismo llegaría al equilibrio en que hay el número de taxis suficientes como para que ganen todos y al precio más barato posible para el usuario.

Pero por si alguien piensa que los taxis no se cogen porque…1.son caros, hay crisis y la gente no gasta, 2.no hay demanda suficiente, la gente prefiere el coche privado o el bus, 3. hay mucho taxi y no «hay tarta para tanta boca»… podríamos decirle que 4. ninguna de las anteriores son correctas, principalmente porque no lo sabemos. No sabemos qué número de taxis son muchos/pocos, no sabemos si bajando el precio sube la demanda, no sabemos si no se cogen taxis sólo por dinero…

uber

Hablemos de Uber. Esta polémica plataforma online pretendía poner de acuerdo a conductores y usuarios para transporte interurbano (como BlaBlaCar pero dentro de una ciudad), a un precio acordado de forma privada entre ellos (y en negro, claro). La podríamos definir como la total liberalización del sector de los taxis pero sin normas, la anarco-liberalización, si me lo permiten.

Lo que los taxistas se quejaban, y no les falta razón, es en que Uber supone una competencia desleal, y así es como lo vio el juez que lo prohibió. Los principios de la competencia son que todos los jugadores tengan las mismas normas y que éstas no supongan barreras de entrada para nuevos competidores. Y una de las normas

Protestas de los taxistas cuando Uber era legal en España.

Protestas de los taxistas cuando Uber era legal en España.

es el pago de impuestos, y mediante esta app de «economía colaborativa» (que en realidad no lo es) no se hacía. Tampoco se está teniendo en cuenta que no puedes reclamar, que no re ofrecen seguridad…

Yo no estaré a favor de Uber como tal, pero sí que nos podría servir para darnos cuenta de que los usuarios reclamamos otra regulación para este transporte, que consideramos caro y con una calidad promedio más bien estándar y que sí… que hay tarta.

Según algunos, la liberalización del sector produciría que el presidente de Mercadona o la familia Botín comprara todas las licencias y que los taxis los conducirían paquistaníes por 500 euros al mes. Pero en cambio, lejos de conjeturas, la realidad muestra como la liberalización produce competencia, precios más bajos, mejor calidad, más eficiencia, más usuarios y, en definitiva más riqueza.

Foto de portada de Abc.es

Imagende Uber de El Confidencial

Imagen de Protestas Uber en Cadena Ser